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Descripción

La corporación nuclear alimentada por sistemas totalitarios, se cobija en entidades legales, dañando terriblemente al poco tiempo la salud de nuestra especie y ecosistema, causando miles de víctimas fatales, de generación en generación.

Sobre su autor Juan Schroeder: ambientalista comprometido, valiente, cineasta socialmente sensible y pionero de las luchas antiplaguicidas y antinucleares en Argentina.

Cada vez que leamos el Artículo 41 de la Constitución Nacional que consagra los derechos socio ambientales en Argentina y sustenta nuestras luchas populares contra proyectos absurdos y destructivos, recordemos que Juan contribuyó a redactarlo. 
Constitucion de Argentina. Iniciativas en las que participó el Constituyente Juan Schroeder.

https://www.senado.gob.ar/parlamentario/convenciones/convencional/277

Ilustración Tapa: Tomada de la publicación del Encuentro Latinoamericana Antinuclear, realizado en Santiago de Chile, hace 30 años. La excelente creación pertenece a Joyce Orian y Miguel Cases.

 

Si algo demostró Juan en su trayectoria como documentalista fue la contundencia de las imágenes con las que defendió a la Madre Tierra.

En la encuesta realizada por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires en marzo de 1983 votaron 1399 directores, distinguiendo en los diferentes géneros a 76 realizadores, entre los diez más votados estuvo Juan, junto a los talentosos Jorge Prelorán y Fernando Birri.

Compartir podio con los mejores fue el máximo reconocimiento en su trayectoria cinematográfica. Los resultados completos fueron comentados y publicados en la revista “Humor”, en marzo de 1983.

Su primer documental “Adiós Reino Animal” obtuvo el Primer Premio Félix Rodríguez de la Fuente, por voto popular, entre 300 documentales presentados en el Festival de Cine Documental en Málaga, España en 1982.

En 1983 recibió el Premio Especial de la Asociación de Cronistas Cinematográficos en “mérito a su labor en el campo documental”.

Su última producción “Manekenk”, donde retrata a los sufridos pueblos originarios, recibió del Ministerio de Educación de la Nación, el reconocimiento de “Interés Educativo” definiendo al film como “un atractivo medio para la toma de conciencia en el cuidado de la naturaleza”.

Realizó acciones jurídicas para intentar cambiar los sistemas depredadores que siempre se justifican a sí mismos. La primera fue un amparo, para la protección de miles de pingüinos, cuya captura y posterior exportación eran inminentes.

Casi al mismo tiempo y merced a otro amparo, detuvo la captura de un grupo de toninas overas, que tenían como destino acuarios japoneses.

El éxito de estas dos acciones judiciales animó a Juan a denunciar en la justicia la utilización de un peligroso defoliante, conocido como “agente naranja”, que se comercializaba libremente para fumigar nuestros campos. Fue inmediatamente prohibido.

Como reconocimiento a sus permanentes acciones, fue elegido Convencional Constituyente en 1994. Con sus compañeros de bancada Juan Pablo Cafiero, Chacho Álvarez, Raúl Zaffaroni y Carlos Auyero, formaron un contundente equipo para redactar los contenidos de los artículos 41 y 43, profundizando una inédita y real defensa de la Naturaleza.

Inmediatamente de aprobados estos artículos y finalizada la Convención Constituyente, presentó un nuevo amparo, logrando prohibir la intención de la Secretaría de Medio Ambiente, comandada por la Ing. María Julia Alsogaray, de volcar residuos peligrosos industriales en las trincheras que utilizaba el CEAMSE en los humedales del contaminado Río Reconquista.

El siguiente paso, se logró al llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para detener el intento de ingresar a nuestro territorio, residuos radiactivos del exterior, a pesar de estar prohibido específicamente en el artículo 41. Esta acción fue acompañada por una importante movilización ciudadana, acentuada en las provincias patagónicas.

El depósito que se pretendió instalar en una pequeña localidad llamada Gastre, en Sierra del Medio, Chubut, era promocionado y sostenido por el INVAP S.E., organismo dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que, ante la presión jurídica y la opinión negativa de los ciudadanos, optó por anular el proyecto en forma definitiva.

Los compañeros de siempre, que transitamos junto a Juan, finalmente lo convencimos de escribir un libro con sus experiencias, especialmente las relacionadas a su oposición a la proliferación de la actividad nuclear. El título del mismo se sintetiza en un esperanzador ruego: “NUCLEAR, ¡NO GRACIAS!”