Autora: Elena Iakovleva
Descripción
Originada en la unión entre la botánica y las artes culinarias, esta obra trasciende los límites de un solo género. Aspira a promover una cosmovisión que se basa en la certeza de que todo lo que nos hace falta para vivir prósperamente está a nuestro alcance, en la naturaleza.
Para abastecernos en uno de los aspectos (el alimentario) necesitamos de las herramientas teóricas, prácticas y actitudinales cuyos rudimentos se ponen al servicio del lector en estas páginas. A lo largo de los capítulos, se cubren todas las instancias para incorporar en la vida cotidiana de la persona moderna ciertos recursos que pueden obtenerse de manera directa desde la naturaleza a partir de algunas plantas que crecen libremente a nuestro alrededor. Estas poseen un vasto potencial que aquí no solo se pone de manifiesto, sino que se detalla paso por paso cómo acceder a él sin necesariamente contar con conocimientos previos.
Se combinan la sabiduría ancestral que invita al contacto interactivo con el entorno, los conceptos científicos que permitirán la identificación de las plantas, los métodos de obtención de las materias primas y finalmente las técnicas de cocina tradicionales, culminando con un extenso recetario diseñado para realzar lo mejor de cada ingrediente.
Autora
Nacida hace 35 años en Rusia, pero naturalizada como argentina, las profesiones de Elena suenan tan diversas como la variedad de hierbas silvestres que crecen en el campo: es autora, investigadora, música y cocinera. Hoy vive en La Plata y, desde allí, rescata el forrajeo de plantas silvestres comestibles, una práctica que los seres humanos fuimos perdiendo, por contar a nuestro alcance con todo lo que necesitamos para subsistir.
“El forrajeo consiste en la recolección de alimento u otros materiales para la subsistencia, en un entorno que no fue diseñado para eso. Los animales silvestres lo hacen todo el tiempo para sobrevivir y, en el ser humano, los ejemplos de forrajeo más comunes son la caza y la pesca. Con el mismo concepto podemos forrajear buscando plantas comestibles, que es lo que yo hago”, cuenta.
Desde su infancia, cocinar siempre fue una actividad presente en la vida de Elena, pero su relación con la gastronomía propiamente dicha se dio cuando comenzó a trabajar en el
comedor estudiantil de una universidad. “Acepté el trabajo sólo para mantenerme económicamente mientras estudiaba, pero con el tiempo me enamoró trabajar con la comida. Años más tarde, cuando tuve la oportunidad, estudié gastronomía formalmente en el Instituto Argentino de Gastronomía (IAG)”, recuerda.
La materia “forrajear y cocinar con plantas silvestres” no formaba parte del programa, así que investigando descubrió que la mayor parte de las plantas que nos rodean son comestibles, gratuitas, orgánicas y más nutritivas que las frutas y verduras de cultivo. “Cuando me cayó esa ficha no hubo vuelta atrás, hice borrón y cuenta nueva con respecto a la nutrición del cuerpo y el resultado fue un estilo de cocina que lo incorpora todo, no solamente lo convencional, sin desestimar una gran variedad de valiosísimas fuentes de alimentación y disfrute culinario”, afirma Elena.